Es la estancia principal de la casa. La sala se cubre con una rica armadura mudéjar de par y nudillo apeinazada, con labor en el centro y en los cabos, del siglo XVI. Es la original de la casa que, al igual que las demás cubiertas que se conservan, fue repintada durante la época de Alfonso de Borbón. En esta sala, al igual que en la pareja inferior, la alhanía –sala de descanso– queda diferenciada por la cubierta que en ambos casos es un alfarje, también original del siglo XVI.
En esta sala se pretende explicar el ámbito doméstico, el espacio privado de una casa del siglo XVI y también está dedicada a la mujer no solo en su faceta doméstica sino también como profesional y, a través de varios hitos, se explican algunas de las profesiones que desarrollaron las mujeres de la época.
Un TEXTO HISPANOMUSULMÁN legislativo y teológico relativo a la limosna que, junto con una escribanía de filigrana dorada sirve para ilustrar una de las profesiones que ejercieron las mujeres en Al-Andalus, su labor como copistas, de las que existen registradas más de 140.
A través de un PLATO DE MANISES (siglo XVII) de cerámica de reflejo metálico, tradicional de la cultura islámica pintado a mano alzada cuyo motivo central es una gran palma, reminiscencia de la tradición del árbol de la vida, se marca otra de las profesiones habituales de la mujer hispanomusulmana, la de ceramista. Y no solo como artesanas de esta disciplina, sino también como regentes de los talleres. Al igual que ocurre con los telares, que están representados por un magnífico TEJIDO MORISCO del siglo XV-XVI similar a otros dos que hay en el museo Lázaro Galdeano de Madrid, del que se ha conservado una pieza rectangular bordada a punto de cruz y medio punto, en seda de colores sobre un tafetán de lino, claramente heredera de los complejos bordados nazaríes. Probablemente formaba parte de una pieza mayor lisa y sin bordar.
Con las piezas que ocupan dos vitrinas contiguas, podemos trazar un relato de la fiesta, especialmente la relacionada con la boda. En una de ellas encontramos un ajuar de novia de filigrana de plata y piedras semipreciosas, yemenita del siglo XVIII-XIX (El Yemen es el país árabe que más ha mantenido la fidelidad a sus costumbres y tradiciones desde la Época del Profeta. Escasamente influenciado por culturas europeas o sociedades modernas. La joyería yemení es el más fiel reflejo de la existente en la Península Ibérica en época musulmana, sus costumbres y tradiciones. Mantiene un simbolismo religioso y protector anterior al Islam que la hace muy preciada). Está compuesto de collares, brazaletes, anillos, arracadas, y otros adornos de cabeza, así como un perfumero y un estuche, también de plata, en el que la novia guardaba alguna sura o aleya del Corán, importante para ella, que le servía como como amuleto
En la otra vitrina hay un rico traje de novia del siglo XVIII (región de Amra – Yemen) de tafetán teñido al índigo, bordado en algodón y seda con decoraciones geométricos tradicionales de carácter profiláctico (siglo XVII). Este vestido está acompañado por dos pares de chapines –calzado tradicional femenino que se utilizaba en el exterior, sobre unos escarpines– unos son castellanos del siglo XV con decoración gótico-mudéjar de madera y cuero; y los otros son venecianos del siglo XVI, con incrustaciones de nácar, madreperla y plata, sobre madera y cuero.
Un juego de crótalos, pieza utilizada en la danza y antecedente de las castañuelas, completan el concepto de festividad de esta vitrina ya que junto con los adufes (panderos) y los laúdes conformaban los grupos musicales utilizados en la fiesta morisca (zambra morisca)
En la pared hay un conjunto de ocho xilografías del siglo XVI realizadas por Cesare Vecellio, que formaban parte del libro Habiti antiche et moderni ti tutto il mondo que publicó a finales del siglo XVI reproduciendo más de 400 modelos de vestimentas de la época. Los ocho que nos ocupan son los que realizó de la mujer española, en la que se incluye la Donna de Granata, mujer de Granada
Se completa esta sala con dos grabados de Joris Hoefnaguel procedentes del Civitatis Orbis Terrarum (1572) que nos muestran una vista de la ciudad de Alhama, plaza fundamental durante la Guerra de Granada (1482-1492) y otra de Granada vista desde el Genil. En ambas es muy importante el primer plano, pues en las escenas costumbristas abundan los moriscos y moriscas vestidos a la usanza y en el de Granada, además, una escena de fiesta y danza en la que se pueden apreciar los chapines y la acción de tocar los crótalos.
Para una mejor comprensión de cómo era una casa morisca y sus usos domésticos, la alhanía de esta sala se ha vestido con mobiliario y tejidos marroquíes tal y como lo debió estar en las fechas de construcción del edificio.